Una de las grandes preguntas que nos hacemos es por qué las Antiguas Civilizaciones se preocupaban tanto por las estrellas, por darles nombres, por inventarse leyendas con ellas. La respuesta es para mí una obviedad: porque las veían constantemente y valoraban el tiempo que tenían para hacerlo.
En pleno siglo XXI, además de no tener tiempo para nada, somos demasiado urbanitas para observar el cielo, quiero decir, a veces ni siquiera podemos verlo. Los edificios, las luces de las ciudades, el tenernos que ir para cama para poder madrugar al día siguiente... En fin, que nos hemos olvidado de dónde venimos completamente. Padecemos, para nuestra desgracia, "amnesia cósmica".
Una de las teorías más interesantes del periodista Graham Hancock, junto con las teorías de Robert Bauval (ingeniero), es la explicación de la colocación de las tres pirámides de Giza (Egipto). Hancock, junto con otros estudiosos de la materia, dice que están alineadas con gran exactitud con el cinturón de Orión, es decir, forman un reflejo de sus estrellas en la tierra, como si de una calcomanía se tratase. Es lo que él ha denominado "Heaven's Mirror". En la actualidad las tres estrellas de Orión forman un ángulo que difiere por unos pocos grados con el que forman las pirámides. Pero, fue el ingeniero Robert Bauval, quien gracias a sus estudios y la tecnología actual, consiguió calcular, con una precisión asombrosa y con un programa informático que tomaba en cuenta los desplazamientos de las estrellas a lo largo de los siglos, los cambios en el cielo del cinturón de Orión. En dicho estudio, se comprobó que hubo un momento en que estas tres estrellas estuvieron alineadas exactamente igual en relación a la Vía Láctea que las pirámides en relación al río Nilo. Lo curioso es que ese momento coincide con el 10.500 a. C. (es decir, hace unos 13000 años). La pregunta es por qué el 10500 a. C. ¿Es posible que el proyecto de construcción de estas pirámides se concibiese en una época muy distinta a la que supuestamente nos cuenta la historia ortodoxa?
A lo largo de su libro Las huellas de los dioses Hancock irá buscando diferentes monumentos y datos que nos vuelven a llevar a esta curiosa fecha. Otro de esos grandes misterios es la construcción, origen y datación de la Esfinge. Básicamente hay dos teorías totalmente contrapuestas. Por un lado lo egiptólogos creen que fue el faraón Kefrén (4ª dinastía) el constructor del citado león de piedra hacia el 2500 a. C., mientras que, por otro lado, las teorías de Graham Hancock y sus seguidores opinan que dicha obra arquitectónica no fue construida por los egipcios, sino por una civilización mucho más avanzada hará unos 13000 años. Los argumentos que utilizan Hancock, Baubal y John Anthony West (egiptólogo) se basan en la geología (algo que hasta hace no mucho los egiptólogos dejaban de lado). Los geólogos seguidores de esta última teoría hablan de una evidente erosión de la Esfinge, debida a una gran cantidad de viento, agua y arena que se debería a ese gran diluvio del que hablan tantas diferentes culturas y civilizaciones y que nos acercarían más a esa polémica fecha, que a las dataciones más extendidas, que han dejado de lado los datos de la erosión geológica.En pleno siglo XXI, además de no tener tiempo para nada, somos demasiado urbanitas para observar el cielo, quiero decir, a veces ni siquiera podemos verlo. Los edificios, las luces de las ciudades, el tenernos que ir para cama para poder madrugar al día siguiente... En fin, que nos hemos olvidado de dónde venimos completamente. Padecemos, para nuestra desgracia, "amnesia cósmica".
Una de las teorías más interesantes del periodista Graham Hancock, junto con las teorías de Robert Bauval (ingeniero), es la explicación de la colocación de las tres pirámides de Giza (Egipto). Hancock, junto con otros estudiosos de la materia, dice que están alineadas con gran exactitud con el cinturón de Orión, es decir, forman un reflejo de sus estrellas en la tierra, como si de una calcomanía se tratase. Es lo que él ha denominado "Heaven's Mirror". En la actualidad las tres estrellas de Orión forman un ángulo que difiere por unos pocos grados con el que forman las pirámides. Pero, fue el ingeniero Robert Bauval, quien gracias a sus estudios y la tecnología actual, consiguió calcular, con una precisión asombrosa y con un programa informático que tomaba en cuenta los desplazamientos de las estrellas a lo largo de los siglos, los cambios en el cielo del cinturón de Orión. En dicho estudio, se comprobó que hubo un momento en que estas tres estrellas estuvieron alineadas exactamente igual en relación a la Vía Láctea que las pirámides en relación al río Nilo. Lo curioso es que ese momento coincide con el 10.500 a. C. (es decir, hace unos 13000 años). La pregunta es por qué el 10500 a. C. ¿Es posible que el proyecto de construcción de estas pirámides se concibiese en una época muy distinta a la que supuestamente nos cuenta la historia ortodoxa?
Por otro lado, se cree que la cabeza de dicho animal está en discordancia con el cuerpo y las proporciones del león original. Muchos egiptólogos creen que la cabeza es un añadido posterior a la original Esfinge. Los interrogantes que esta segunda y más moderna corriente dejan ahí son: ¿quién construyó realmente esos monumentos y con qué fin? ¿Quizás existió una avanzada civilización anterior a los egipcios? ¿Es posible que debido al paso de los años le hayamos perdido la pista y sólo nos hayan dejado pequeños vestigios de su existencia? En todo caso, esta última corriente o tendencia nos deja muchos interrogantes...
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