PSEUDOCIENCIAS: ¿POR QUÉ CAEMOS EN ELLAS?

A menudo los seres humanos tendemos a caer en posturas radicales y adoptamos perspectivas poco condescendientes. A mí me gustaría abordar el artículo de hoy con mirada crítica, pero también con perspectiva humana.
El arma más poderosa con la que contamos, a día de hoy, para descodificar y comprender el mundo que nos rodea es el "método científico". Sin embargo, dicho método, al estar aplicado por imperfectos seres humanos, no está exento de lagunas y fallas también graves.

Cuando no conseguimos encontrar una explicación lógica y científica a algo (lo que ocurre con bastante frecuencia), caemos en la explicación paranormal, la sobreinterpretación o, incluso, en la negación de las evidencias que no nos cuadran.
Carl Sagan decía que cada ciencia tenía su pseudociencia: la astronomía, la astrología; la psicología, la parapsicología; la medicina, la pseudomedicina; la química, la alquimia...
Cuando veo el televisor lleno de canales con supuestos videntes, lo único que siento es compasión, y no por los que dicen tener estos “poderes” para leer nuestro futuro, sino por el gran número de personas que recurren a ellos. La única explicación que se me ocurre para caer en esto es la desesperación humana.
Si nos fijamos un poco en las personas que plantean sus inquietudes, nos encontramos patrones muy similares. Las preguntas más frecuentes suelen girar en torno a la enfermedad, un problema económico o laboral y el inevitable, en muchas ocasiones, padecimiento amoroso.
Lamentablemente, cuando alguien deja de querernos, es bastante difícil que el problema te lo solucionen con unas cartas desde la televisión. Probablemente, estas personas están tan solas que no encuentran a nadie con quien compartir su sufrimiento, pues escuchar a los demás es algo realmente difícil y de lo que tendemos a huir.
Si me centro en los enfermos, podría encontrar muchas razones que les podrían llevar al camino de la pseudomedicina: los casos de enfermedades terminales, el paciente abandonado por la medicina ortodoxa ante la complejidad de su caso o el que no ha encontrado en ella la solución a su pequeño problema.
El problema económico-laboral sólo pueden solucionarlo los que nos gobiernan; el padecimiento amoroso, aunque resulte difícil, sólo nosotros mismos. A veces no queda más remedio que afrontar la realidad cara a cara con la causa directa del problema y si no tiene arreglo, pasar página. Si nos quedamos anclados al pasado, jamás podremos abrir las puertas a un nuevo futuro.
El tema de los enfermos es realmente difícil de abordar. Partimos, tristemente, de una medicina ortodoxa realmente deficitaria. No sólo fallan los medios, también fallan algunos profesionales. Si el paciente se siente despreciado o ninguneado, buscará irremediablemente a quien no le haga sentir así. No me llama tanto la atención que existan curanderos u homeópatas como que, a veces, sean algunos especialistas de la medicina convencional los que nos vendan en su consulta privada la moto de la ozonoterapia, que ya en varios artículos ha sido considerada el gran timo de los últimos años, la acupuntura, los “pseudomedicamentos”, etc.
¿Qué falla entonces? Todo. El mundo se mueve en torno a intereses de carácter lucrativo y eso nos lleva, desgraciadamente, a caer en manos de muchos timadores, al margen de la profesión a la que se dediquen. Nos faltan valores imprescindibles para el buen funcionamiento de la ruleta de la vida: la honradez, la sinceridad, la escucha, el tiempo dedicado a los demás... Somos nosotros mismos los que tenemos el poder de cambiar este fallido sistema de vida. Dejo aquí algunos vídeos y referencias que podrían resultar interesantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario