Actualmente vivimos en una sociedad que nos machaca constantemente con la belleza exterior. Los anuncios nos bombardean incesantemente con la búsqueda de la perfección física y la eterna juventud. Si no utilizas L'Oréal, "no vales nada"; si no eres como las supermodelos, mejor desaparece de escena. La cuestión es que este incesante bombardeo también ha tomado dirección masculina. ¡Pobrecitos todos esos hombres sometidos a la depilación de un vello tan duro como el masculino! Sólo de pensarlo, ya me duele.
Creo que ya hace tiempo que hemos perdido el norte de lo que es la verdadera belleza. Nos hemos olvidado completamente de la higiene social, de la educación, de la empatía y el amor a los demás. ¿Cuántas veces conocemos a una persona que nos ha pasado desapercibida físicamente y, al profundizar en ella, nos encanta? La vida demuestra con creces que no es el más guapo el que triunfa, sino el que tiene más gancho. Pero, ¿en dónde reside dicho gancho? Ahí van unos truquillos para tener éxito social:
1- La primera regla es la higiene. Procura tener un buen aseo personal diario. Si hay algo que realmente resulta desagradable y poco atractivo es un cabello sucio. Es frecuente encontrar personas en pleno siglo XXI que descuidan la limpieza de su melena. En algunas cabezas casi se podría freír un huevo, pues ya traen el aceite incorporado. No hay cosa más hermosa que un limpio y bonito cabello.
Otro tema muy importante en la higiene es el cuidado de nuestra boca. No es cuestión de tener una "sonrisa Profidén", pero sí una buena higiene bucal y unas cuantas visitas al dentista. Mucha gente desconoce el hecho de que una boca descuidada puede acarrear serios problemas de salud, al margen de que con la boca hablamos, sonreímos, besamos...
2- Cuida tu vocabulario y tono de voz. La higiene lingüística también forma parte de la educación y de agradar a los demás. Procura no hablar a gritos o con tono desagradable (aunque haya situaciones que a veces nos lleven a lo contrario), utilizando las palabras apropiadas y evitando en la medida de lo posible los tacos, pues no son muy estéticos precisamente.
3- No olvides sonreír, es un arma muy poderosa, sobre todo si es natural y sincera. ¿Sabíais que un bebé puede sonreír una media de 300 veces al día? Un adulto apenas consigue llegar a las 20. Quizás debamos recuperar un poco de infancia en algunos aspectos.
4- Y ya, la última regla y, para mí, sin duda, la más importante, sed cariñosos, comprensivos, intentando entender las perspectivas del otro, aunque no se parezcan en absoluto a las nuestras. No olvidéis que las palabras tienen un enorme poder sobre el corazón del prójimo. Al igual que pueden hacer un daño irremediable, muchas veces pueden ser una gran cura para un alma que sufre. Además, en algunas profesiones el uso de estas palabras puede ser determinante en la vida de las personas que las escuchan: los profesionales de la medicina, la enseñanza, los orientadores espirituales (no incluidos los de las sectas)... No descuidéis el contacto físico. Al igual que las palabras, una palmadita en el hombro, un abrazo, un beso, en función de la persona y las circunstancias, también pueden tener un efecto maravilloso, pues las personas que nos rodean no son "apestados", son "seres únicos" con mucha capacidad de regalarnos y enriquecernos con muchas de sus experiencias.
No olvidéis las palabras del escritor José Naroski: "tantos siglos de civilización y no aprendimos a abrazarnos". Creo que esta calidad de belleza es alcanzable para todos, así que procuraremos ser todo lo hermosos que podamos.
No me gustaría terminar este artículo sin dar las gracias a todas esas personas que hacéis de mí cada día alguien mejor. Gracias por vuestras palabras, vuestros besos, vuestros abrazos que tanto me han ayudado en esa pequeña espinita que siempre llevo clavada. Pues no hay medicina más poderosa que el amor de las personas que te rodean.
No me gustaría terminar este artículo sin dar las gracias a todas esas personas que hacéis de mí cada día alguien mejor. Gracias por vuestras palabras, vuestros besos, vuestros abrazos que tanto me han ayudado en esa pequeña espinita que siempre llevo clavada. Pues no hay medicina más poderosa que el amor de las personas que te rodean.
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